Tim Burton desde dentro: Crónica de una locura mexicana

Un recorrido entre trajineras, tumbas, aplausos y muñecos hechos a mano. Así se vivió el paso de Tim Burton por Ciudad de México.

 

Hoy, LETSGO BLOG cambia de manos.

Llevar Tim Burton: El Laberinto por primera vez a Latinoamérica —y elegir México como primer destino fuera de Europa— no fue casualidad. Seguro ya has oído hablar del revuelo que causó su llegada a Ciudad de México, pero hay detalles que no han salido en ningún medio. Hoy abrimos el blog a un takeover tan especial como la ocasión: nuestra responsable de comunicación nos revela las interioridades de acompañar a Tim Burton en su regreso triunfal a CDMX. Desde dentro del Laberinto —y muy cerca del propio Burton—, Elena Garrán comparte una mirada más íntima sobre un fenómeno cultural de la magnitud del maestro del cine gótico.

 

 

Si uno piensa en México, seguro que lo primero que se le viene a la cabeza NO es un director de cine estadounidense. Sin embargo, la pasión —o más bien devoción— por Tim Burton en la capital mexicana es algo que está a la altura de cualquier estrella del rock internacional.

Quizás sea su relación casi entrañable con la muerte y sus misterios, tan intrínseca a la cultura mexicana; quizás sea que muchos jóvenes —y no tan jóvenes— se han sentido identificados con un genio que toca muy profundamente el corazón de sus fans; o quizás, simplemente, sea que el público mexicano es así: pasional y totalmente entregado a sus ídolos.

Como decía Salvador Dalí: «De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas». Desde luego, esto de no volver a México no le pasa a Tim Burton, quien, tras arrasar con Beetlejuice, aceptó de buen grado nuestra invitación para volver a CDMX e inaugurar su (nuestro) Laberinto.

Durante su visita, volvió a desatar la locura en la ciudad sin cambiar un ápice de su actitud afable, generosa, calmada y, cómo no, introvertida. ¿Nuestro objetivo? Encontrar el equilibrio entre que el propio genio pasara un buen rato y disfrutara de su estancia —¡no vaya a ser que no quiera acompañarnos más!— y garantizar el impacto necesario para hacer que nuestro Laberinto llegara a oídos de los casi diez millones de habitantes de CDMX. Y ¡vaya si lo conseguimos!

Su paso por Tepoztlán y Xochimilco dejó momentos memorables. En una de las escenas más espontáneas, una trajinera en la que una niña bailaba con su madre al ritmo de mariachis se cruzó con la suya, provocando una reacción entusiasta que él celebró con aplausos. Pidió hacerse fotos con gente local ataviada con ropajes tradicionales. Regaló fotos y firmas a los fans que se le acercaban e incluso aceptó nuestra alocada idea de ofrecer una masterclass en un cementerio bajo la lluvia. Allí pronunció una frase que poblaría los titulares de los periódicos del día siguiente: «Bienvenidos a mi nueva casa», refiriéndose a una cripta del Panteón de Dolores.

Pese a su reconocida timidez y su tendencia a la asociabilidad, Burton sabe manejar los focos cuando se hace necesario. Aparece cuando debe, dice lo justo y lo hace con esa mezcla de autenticidad y teatralidad que lo han convertido en un ícono.

Educado y generoso con sus admiradores y su equipo más próximo, tiene muy claro su estatus de estrella de Hollywood —¿quién, si no una estrella, necesitaría pasear por las calles rodeado de discretos y eficaces guardias de seguridad?—, pero a la vez nunca olvida qué es aquello que lo hace grande: su profunda, auténtica y casi mística conexión con sus fans.

Siempre sitúa a sus seguidores en el centro: pone como condición invitar a estudiantes de arte para aceptar las clases magistrales; da prioridad a trabajadores con su obra tatuada por encima de altos ejecutivos y se expone a su público incluso cuando esto implica un riesgo para su seguridad.

Nunca niega un momento a un fan que lo necesite. Sabe, en definitiva, que la foto más valiosa no será con la celebridad de turno, sino la que le pide una chica adolescente que le trae un muñeco hecho a mano por ella misma. Esa es la verdadera medida de su estatura artística.

Tim Burton es una estrella global que ha sabido mantenerse fiel a su centro creativo. Un artista que no ha perdido la semilla de su arte y que cuando nuestro CEO, Iñaki Fernández, le presentó una idea de exposición inmersiva sobre su universo, no dudó. Abrió las puertas de su casa en Londres, escuchó la propuesta y respondió, simplemente: «Sí. Adelante. Me encanta la idea».

 

Por Elena Garrán, responsable de comunicación de LETSGO, a 7 de julio de 2025.

 

Show more ↓

Blog dirigido por Ana Maria Voicu, Directora Creativa de LETSGO