Silvia Montesinos y el arte de adaptar y dirigir en teatro musical

Hablamos con Silvia Montesinos sobre el proceso de adaptación de grandes obras y las peculiaridades de la dirección asociada y residente en teatro musical.

 

No se trata de crear desde cero, sino de honrar el material. Esa es mi creatividad.

 

Silvia Montesinos es directora residente y asociada, adaptadora de texto y letras, y uno de los nombres clave en el desarrollo del teatro musical en España. Formada en Nueva York, fue pionera en introducir la materia de interpretación en teatro musical en centros de formación españoles, siendo también la primera en incorporarla al sistema público; y ha estado al frente de producciones como Ghost, El Fantasma de la Ópera o La Familia Addams, tanto desde la dirección como en el proceso de adaptación. En la actualidad, colabora estrechamente con LETSGO y combina su trabajo artístico con la docencia y la formación de nuevos talentos.

En esta entrevista hablamos sobre la creatividad velada que supone la dirección residente y asociada, la minuciosidad que exige enfrentarse a un material original y el lado humano del proceso de casting.

 

Otra forma de crear

Si pensamos en un rasgo inherente y atemporal, en términos de comportamiento humano, probablemente nos encontremos con la egolatría. Ya en el Renacimiento, con el auge del individualismo y la apreciación del artista como creador, se desató una vorágine de necesidad de reconocimiento que, desde entonces, no ha hecho más que acelerarse. En este sentido, el ego puede entenderse tanto como motor como trampa de la creación.

Si bien el artista anhela el reconocimiento como validación de un vínculo profundo con su obra, ¿qué sucede cuando esa obra necesita de un equipo para nacer y desarrollarse?

En una sociedad donde el egocentrismo se ha extendido, acelerado y sobreexpuesto, potenciado por dinámicas como las redes sociales, tendemos al cegamiento y a la pérdida de perspectiva. En teatro musical, por ejemplo, los protagonistas reciben la mayor atención, mientras que muchos oficios fundamentales siguen obrando en la sombra.

No se trata de crear desde cero, sino de honrar el material. Esa es mi creatividad. Es como ser dirección asociada o residente: muchos piensan que «el director es el que dirige», pero mantener viva la esencia de una obra también es un trabajo creativo.

Más allá del reconocimiento externo que puedan recibir, profesiones como la dirección residente y asociada tienen que, inevitablemente, hacer las paces con la humildad.

Es cierto que es un trabajo más en la sombra y a veces no está tan reconocido, pero tú lo sabes, y quienes trabajan contigo también. Los directores saben lo que aportas, y eso es suficiente.

 

LETSGO como espacio creativo

Encontrar un entorno creativo estimulante, donde el trabajo artístico se valore de forma clara y sostenida, no es tarea fácil. En ese contexto, LETSGO se ha convertido en uno de los espacios de mayor actividad profesional para Montesinos.

LETSGO tiene algo muy valioso: los CEOs son jóvenes, con una mentalidad muy abierta. Son cercanos y valoran que cada persona pueda desarrollar sus habilidades, sentir que forma parte de algo.
A nivel personal y creativo me siento tenida en cuenta, y eso no es tan común. Además, Iñaki [Fernández, CEO de LETSGO] es un genio con ideas muy locas, y eso te obliga a aprender sí o sí. Cada proyecto es un nuevo lenguaje, no hay precedentes. Así que estás siempre explorando, inventando, creando referentes para los que vengan después. Tu creatividad está en formación constante. Y eso a mí me fascina.

 

Adaptar un musical: más allá del texto y la música

¿Cuál es la verdadera complejidad de adaptar al español grandes obras del teatro musical? Silvia Montesinos tiene claro su ritual:

Lo primero que hago es documentarme a fondo sobre la versión original. En LETSGO no solemos trabajar con franquicias, sino que hacemos puestas en escena nuevas, y eso implica que muchas cosas del libreto están ligadas a la escenografía o dirección originales. Hay que saber separar lo que es esencial del texto de lo que pertenece a aquella puesta en escena concreta.
(…) Después, hago lo típico: ver la obra, investigar todo lo que pueda sobre el autor, escuchar la música una y otra vez… No solo para conocerla, sino para entender rítmicamente cómo está construida (…), me gusta hacer primero una traducción completa del texto y las canciones, entendiendo qué quieren decir realmente el autor y el letrista. Luego adapto. Hay cosas que funcionan en inglés y no en español, no por «españolizar», sino porque lo importante es conseguir el mismo efecto, el mismo impacto.
(…) Cuando ya tengo la adaptación avanzada, paso una semana leyendo todo en voz alta. Así detecto palabras o frases que pueden acortarse. A veces con una sola sílaba que quitas en varios momentos ya haces que el ritmo fluya mejor.

Pero adaptar el texto es solo el comienzo. Una vez la obra entra en escena, el trabajo del director asociado y residente asume una nueva dimensión: mantener en eje la psicología de actores que se adentran en un bucle de repetición noche tras noche; y conservar la coherencia artística de la obra.

Haber sido formadora también me ayuda a entender los procesos que necesita cada actor al enfrentarse a un personaje. Por ejemplo, hay covers que necesitan sentirse libres y, en esos casos, hay que ir acotando poco a poco, sin que sientan que están marcando lo que hace otro. En cambio, otros te piden que les indiques todo con detalle. Y también hay que saber hacer eso.

El trabajo del director residente tiene mucho que ver con mantener la energía de la compañía, su estado emocional y psicológico. Los runnings son muy duros. Los actores tienen que cuidarse continuamente la voz, el cuerpo… y al final entran en un bucle. Repiten cada día la misma rutina. El público solo ve las tres o cuatro horas de función (cuando no hay doblete), pero no ve el desgaste. Hay que entender esa dificultad y estar ahí para motivarlos, para que cada día tengan un nuevo reto.

 

El lado humano de las audiciones

Los procesos de castings son otro de los ámbitos de especialización de Montesinos que demandan una sensibilidad humana extraordinaria.

Lo primero es entender lo que quiere el director. Me reúno con él o ella, escucho su visión y le hago las preguntas necesarias para completar la información. Tienes que ser hábil para aterrizar sus ideas, a veces incluso para anticiparte a lo que necesita.
Intento siempre respetar al artista. El actor se presenta a un casting sin cobrar, con material preparado, con todo su esfuerzo volcado. Así que no me gusta hacerle perder el tiempo a nadie. Si veo que no encaja, no lo convoco.
Al principio todo va muy rápido, con filtros más amplios. Pero cuando el proceso se estrecha, intento que el trato sea más cercano: les explico la visión del director para que preparen el material con el enfoque correcto. Aunque no se queden, me interesa que sientan que ha valido la pena.

Entender el valor de los vínculos humanos como generadores de relaciones duraderas resulta esencial en todas las esferas del trabajo creativo. La conexión que Silvia Montesinos establece con actores y actrices ha generado una red sólida de profesionales que, de forma casi orgánica, le comunican su disponibilidad de manera constante. Por ejemplo, ahora con la gira de El Fantasma de la Ópera y la rotación de elenco que implica, no se abre un nuevo proceso: se revisa el material de audiciones anteriores y se contacta directamente con los intérpretes disponibles que encajan en el perfil buscado.

 

Formación desde «la fuente»

Estudiar interpretación musical en Nueva York a principios de los 2000 fue, sin duda, un punto de inflexión en la trayectoria de Silvia Montesinos. Su enfoque, profundamente sensible y técnico a la vez, es fruto de diversos estímulos, pero su paso por «la fuente» del teatro musical se ha convertido casi en sello de identidad.

Allí descubrí que la interpretación en teatro musical era una disciplina propia. No era solo «actuar y además cantar o bailar», sino una integración real. En España en ese momento todo era por separado: interpretación con un profesor, danza con otro, canto con otro… Pero nadie lo conectaba todo.

Ese recorrido y el encuentro con Àngels Gonyalons —que entonces tenía la escuela Memory en Madrid— marcaría el inicio de su trayectoria docente con la apertura de la primera asignatura de interpretación en teatro musical en España.

…me empezaron a llamar de otras escuelas, incluida la de Murcia, donde yo había estudiado. Logramos que la materia se convirtiera en una plaza pública. Fui la primera profesora de interpretación en teatro musical del sistema público. Estuve sola unos quince años. Hace un par, sacaron más plazas y ahora ya somos cuatro o cinco.

 

La magia del teatro

Volvemos al inicio de este artículo y nos replanteamos la cuestión del reconocimiento. ¿Qué valor real tiene la validación masiva cuando ya se ha alcanzado la realización profesional, la plenitud emocional y el respeto profundo de quienes realmente conocen el oficio? Al preguntarle sobre un momento emocionante o decisivo durante los ensayos o el estreno de algún proyecto, la mente de la directora no se distrae, sonríe y comenta:

Muchísimos. Pero uno inolvidable fue el estreno de Ghost, cuando vinieron Bruce Joel Rubin y David Stewart. El metro de Nueva York en la escenografía era una plataforma que subía y bajaba, y nos subimos con ellos para ver el aplauso final. El público aplaudía como loco, y nosotros allí arriba, con ellos, como flotando. Fue muy emocionante.
Y en general, por suerte, vivimos muchos momentos mágicos en este trabajo. Cuando una escena funciona emocionalmente y todo el equipo acaba llorando… Esto pasa mucho. Tienes la sensación de estar en medio de algo grande todo el tiempo.

 

El futuro más cercano

Después de tantos años de trabajo en dirección, adaptación y formación, Silvia Montesinos imagina el futuro con un curioso giro: escribir y dirigir su propio musical. «También escribo», confiesa, y añade: «Sé que puede pasar. Falta tiempo, pero paso a paso».

Pensando en quienes comienzan su recorrido por el mundo del teatro musical, tiene claro dónde está la clave: en observar y especializarse. Saber ver que este género es un arte colectivo y profundamente comunitario, que tu sitio puede estar en otra parte dentro del mismo universo.

Eso sí: una vez encuentres tu sitio, especialízate. Ahí es donde empiezas a construir de verdad.

Su formación le ha ido moldeando esa mirada tan amplia sobre el oficio y es la misma que aplica en su trayectoria. Lejos de conformarse, la directora sigue sumando títulos a su experiencia de la mano de LETSGO. El próximo reto será Cabaret, que ya está en proceso creativo. Sobre esta producción y la peculiaridad de su adaptación, nos comenta:

Lo que más disfruto es cuando ya tengo una versión más o menos cerrada y empiezo a leerla en voz alta, a ir al detalle. Ayer, por ejemplo, estaba con Federico Bellone revisando Cabaret y le dije: «En Maybe this Time he sido bastante arriesgada porque no digo en ningún momento «maybe this time», en su lugar digo ‘¿te imaginas?’». Al ver el resultado, Federico se puso a llorar. Ahí te das cuenta de que funciona, de que se está diciendo lo que realmente quería decir el autor.

 

Por La Pluma de LETSGO, Claudia Pérez Carbonell, a 22 de julio de 2025 

 

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Blog dirigido por Ana Maria Voicu, Directora Creativa de LETSGO